CONVERGENCIAS A NIVELES MEDIOS Y ALTOS.
DESPLOME DE VIENTOS, DESDE LOS 3.000 MSNM HASTA EL LITORAL DE GRAN CANARIA.
Esta situación, poquísimas veces la hemos visto. Menos aún con un reflejo tan patente en la actividad normal y diaria de la población, que quedó afectada en sus labores, junto con una profunda sensación de extrañeza y miedo, en un día para no olvidar. Este poco frecuente episodio meteorológico, mantuvo la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en vilo durante casi 16 horas.
Inusual convergencia en niveles altos y medios. Ningún modelo generalista, ni Aemet, pudo prever el viento tan fuerte que se registró en Gran Canaria. Ocurrió un desplome de los vientos en altura hasta el nivel del mar, donde se aceleraron debido a la canalización de los barrancos de la isla. En la estación de Gando, se rompe la efeméride de racha de viento máxima, que databa de 1969, con un dato exacto de 87 km/h.
El sinóptico de aquel día, nos mostraba una zona de bajas presiones relativas, sin gradientes de presión en superficie y afectada por una depresión en niveles altos que generó, en altura, un fuerte flujo de suroeste. Una banda compacta de nubes medias y altas, cruzó el archipiélago desde el suroeste. Pero es la presencia de una zona de convergencia en niveles medios, la responsable del desplome de aire que, desde 3000 metros de altitud, desciende súbitamente hasta la costa, canalizándose los vientos por los barrancos de la isla. La interacción entre la pequeña baja en superficie y la dorsal africana, intensificó el viento de suroeste que succionaba en niveles medios sobre las islas. El descenso adiabático del aire desde niveles medios hasta el mar, explicaría el súbito ascenso de las temperaturas en la zona. (Fuente: Resumen meteorológico de Canarias-septiembre 2008. volumen 1 nº9. Aemet, Delegación Territorial de Canarias).
La madrugada del día 25, una tormenta iluminaba el cielo de las islas. Las lluvias, pocas, pero puntualmente moderadas. A pesar de la imagen de reflectividad, las precipitaciones hasta el mediodía, fueron escasas.
A las 16:00 horas, la Aemet activa el riesgo amarillo por vientos en la isla de Gran Canaria. Primeros incidentes en las calles de la capital. Poco después, la Dirección General de Seguridad y Emergencias activa la situación de alerta por rachas de viento, que podrían superar los 75 km/h en la isla.
A las 17:00 horas, en la capital se divisan contenedores y palmeras caídas en la calzada. La población comienza a alarmarse. A las 17:30 horas, por fenómeno observado, la Aemet activa el riesgo naranja. Aparecen tubas marinas en el este. Las fuertes rachas de vientos de suroeste detectadas, que llegaron a alcanzar los 90km/h, dejaron tras de sí un pequeño reguero de daños de diversa consideración. Los bomberos contabilizan la caída de 20 árboles en la ciudad. El techo de un polideportivo se desploma en Telde. Caídas de torretas en el sureste de la isla. Cortes de electricidad, afectando a municipios como Guía, Arucas, Valleseco o Moya.
Mientras, los meteorólogos recaban información para entender lo que estaba sucediendo ese día en Gran Canaria. El episodio fue calificado como «inusual». Estaban previstos fuertes vientos en Canarias, pero situaban a estos por encima de 3000 metros de altitud. Los expertos contemplaban rachas de hasta 40km/h en medianías y de menos aún en la costa. Sin embargo, ocurrió lo contrario. Los vientos fuertes de suroeste, llegaron al nivel del mar e hicieron que, en puntos como San Cristóbal, en la capital grancanaria, se registraran rachas aproximadas de 90 km/h.
El viento fuerte en altura se desplomó hasta la costa. Trataban de explicar cómo se generó la ruptura de la estratificación de la atmósfera típica de Canarias, es decir, de la disposición de diferentes capas de aire -la húmeda debajo y la seca en altura- que suele traer el alisio. El fenómeno se agudizó por la orografía insular. Los vientos que llegaron del suroeste empezaron a ascender, “pegados” al suelo hasta alcanzar la cumbre. Luego cayeron “en picado” y se aceleraron, lo que les hizo bajar más calientes y secos, disparando los termómetros entre 3 y 4ºC por encima de la temperatura ambiente. Eso provocó la sensación de bochorno y elevó las temperaturas hasta los 32ºC en la capital de Gran Canaria. Por lo tanto, más que a nivel sinóptico, debemos analizar este fenómeno local, muy raro en las islas, a nivel de mesoescala.
Lo que observamos en el sondeo de aquel día es la presencia una capa de aire de gran grosor, casi desde superficie hasta los 7000 metros soplando viento de oeste-suroeste en toda ella de forma fuerte y constante.
En cuanto las precipitaciones, destacamos los siguientes datos: 75,6 mm registrados en Las Longueras (Agaete) y La Agazal (Gáldar), entre las 08.00 horas del jueves, día 24 y, aproximadamente la misma hora del viernes, día 25. Las lluvias caídas en Gran Canaria, en esas 24 horas, se concentraron en el noroeste, pero también se dejaron notar en las medianías del centro y del sureste. En Teror, se recogieron más de 68 mm entre las 08:00 del jueves y primeras horas del viernes, mientras que en Telde e Ingenio cayeron casi 50 y 46 mm, según datos del Consejo Insular de Aguas. Por el contrario, en buena parte de las cumbres, las precipitaciones apenas hicieron acto de presencia.