Los riesgos de algunos medios de comunicación

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Algunos medios de comunicación continúan perjudicando, seriamente, la percepción que tiene la población sobre los riesgos meteorológicos en Canarias. No voy a entrar a valorar tanto los términos inadecuados y sensacionalistas como “fuerte borrasca” (¿se referirá al viento?) o a errores de bulto en cuanto a conceptos básicos, o simplemente estamos ante una importante contradicción derivada del mal uso de los términos, al llamar de tres formas distintas a una misma estructura atmosférica: borrasca, DANA y vaguada; mezclando esas tres situaciones meteorológicas, que pueden implicar diferentes fenómenos adversos de distinta intensidad. (http://diariodeavisos.elespanol.com/2018/01/una-fuerte-borrasca-podra-dejar-tormentas-granizo-nieve-canarias-la-proxima-semana/).

Y digo “pueden implicar”, porque la clave de toda la polémica que suscita este tipo de titulares es el empleo deficiente del concepto de probabilidad. Medios de comunicación, como al que en este escrito me refiero, transmiten en sus titulares informaciones del todo imprecisas, por contundentes y alejadas de la realidad, más aún cuando sabemos que las predicciones meteorológicas están, generalmente, sujetas a un importante grado de incertidumbre. Una buena predicción siempre debe expresarse en términos de probabilidad de ocurrencia de un fenómeno y nunca de seguridad al 100%. Algunos medios, aprovechan cualquier situación meteorológica para atraer la atención, porque hablar del tiempo “vende” y más cuando se habla “a bombo y platillo” de “fuertes borrascas”, temporales, lluvias intensas, tormentas, nevadas o granizo”, elaborando noticias que, en su cuerpo y desarrollo atienden a la rigurosidad de las informaciones, citando frases textuales de profesionales de la meteorología y de la AEMET, agencia que sí habla en términos de probabilidad. Estas noticias están soportadas bajo titulares tendenciosos y sensacionalistas, que causan un enorme impacto en la población, provocando en ella, un considerable nivel de desinformación.

Luego, si no se cumple la llegada de la “fuerte borrasca”, ya sabe, todo aquel que tiene mínimas nociones de meteorología y, por supuesto, mínimas necesidades de vender “noticias”, que la responsabilidad no recaerá sobre el autor de semejante titular sino, una vez más, sobre los profesionales de la meteorología que son, precisamente, los que una veces con mayor acierto y otras con menor “fortuna”, hablan de probabilidad de ocurrencia y nunca de certezas rotundas e incuestionables. Por consiguiente, buena parte de la población se siente decepcionada y confundida con las predicciones emitidas por la Aemet, y transformadas por la prensa, por lo cual pierden confianza en dicha agencia (que ya de por sí posee sus imperfecciones), mientras surgen y se reproducen como mala hierba múltiples “informaciones” en redes sociales de perfiles no profesionales o sin formación, o en el peor de los casos con el mismo afán amarillista que algunos medios de comunicación, contribuyendo a espesar la niebla en torno a las verdaderas informaciones meteorológicas (con sus más y menos aciertos) y a repetir el cuento del lobo: que llega, que llega…

Cada vez más gente quiere “vender” esa noticia meteorológica, lo cual es un gran riesgo, cada vez más gente desoye predicciones oficiales, los avisos y las alertas, y es algo que terminará por pasar factura.

Habrá personas que, llegados a este punto de la lectura, sigan pensando que realmente las predicciones meteorológicas fallan con más frecuencia de la deseada. Y aparte de decirles que no fallan tanto como en la calle se piensa, debemos comprender que, aunque existan medios de comunicación y perfiles de Facebook asegurando que va a ocurrir tal fenómeno meteorológico de carácter poco menos que catastrófico, lo cierto es que los medios tecnológicos de los que dispone la Aemet continúan cada año mejorándose.

Aún no controlamos todo lo que ocurre en el caos atmosférico. Para realizar predicciones con muy alto índice de acierto sería necesario mejorar los “datos base” de los cuales los modelos numéricos de predicción luego trabajan, con sus fórmulas matemáticas, para discernir lo que puede ocurrir en los días posteriores a los de la fecha que fueron tomados esos “datos base”, es decir, casi haría falta medir cada variable meteorológica (humedad, temperatura, presión, etc.) en cada metro cuadrado de atmósfera-mar y tierra del planeta. Es prácticamente un acto de soberbia pensar que podemos adivinar la voluntad de la naturaleza con los medios que hoy disponemos.

El objetivo de los profesionales de la meteorología no es sólo acertar más o menos con las predicciones, sino que la población perciba el riesgo que conlleva cada situación en su justa medida, nunca por exceso ni por defecto. Al final, no basta con las tareas de seguridad y emergencias cuando ya haya ocurrido el fenómeno adverso, sino que la población tome las necesarias medidas de autoprotección de forma adecuada y en el momento preciso.

Les voy a contar un episodio reciente, en el que las predicciones sí que acertaron y, aun así, ocurrieron percances evitables.

No hay más que ver lo ocurrido en la primera semana del año 2018, con esas copiosas “nevadas navideñas” en no pocas zonas de la península, en las cuales muchos conductores quedaron atrapados en la nieve, bien por no elegir a qué hora hacer el trayecto, bien por no llevar cadenas, o bien por no saber ponerlas https://www.elespanol.com/social/20180108/carta-guardia-civil-indignado-criticas-colapso-ap-6/275723257_0.html/

El caso es que colapsaron varias vías, entorpeciendo, en gran medida, la normal circulación del resto de conductores que sí habían tenido en cuenta las predicciones, entorpecieron a los cuerpos de seguridad y las tareas de retirada de nieve http://www.rtve.es/noticias/20180107/atrapados-15-horas-ap-6-llamamos-trafico-dijeron-se-podia-pasar-gente-esta-muy-cabreada/1656200.shtml

Las predicciones eran acertadas, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) había emitido avisos especiales y activado avisos por el riesgo que supondrían las importantes nevadas previstas. También, ese fin de semana falleció una pareja en Deba, Guipúzcoa, debido a una clara imprudencia, al asomarse a un espigón pese al mal estado de la mar, (http://www.20minutos.es/noticia/3226652/0/dos-muertos-arrastrados-ola-deba-gipuzkoa/), otro aviso naranja por fenómenos costeros adversos estaba activado en ese momento y lugar.

 

Qué es lo que está fallando para que, a pesar de que las predicciones meteorológicas son acertadas, la población siga sin percibir de manera adecuada los riesgos y continúan sucediéndose tragedias y problemas totalmente evitables.

Es un trabajo de todos, de formación de la población y de los medios, de profesionalidad, evitando los morbos y sensacionalismos, y por parte de los meteorólogos, explicar a la gente que nunca hay seguridad de ocurrencia de un fenómeno meteorológico al 100%, que no dominan ni prevén con exactitud lo que ocurre en la atmósfera (y de aquí a 100 años quizá tampoco), pero aun así intentan seguir haciendo las predicciones lo mejor posible. Al final, como ven en los ejemplos expuestos más arriba, no basta solo con que los meteorólogos acierten, para evitar los daños que ocasionan los fenómenos meteorológicos adversos hay que procurar que la población sea capaz de percibir el riesgo tal y como es, en cada ocasión. Y este tipo de «noticias» basadas en titulares como el de «fuerte borrasca», y que salen en prensa de forma recurrente, no ayudan en absoluto.

Y les recuerdo que, el que les escribe no es meteorólogo, sino geógrafo y climatólogo. Y esta es mi opinión, compartida e inspirada por la de diversos profesionales, de distintas ramas de la ciencia, a nivel local y nacional (http://eneltiempo-angelrivera.blogspot.com.es/2018/01/llegaron-los-reyes-llego-la-nievey.html) . Ahora toca reflexionar sobre el tema e intentar llevarlo al debate social, es una cuestión bastante importante para todos/as.

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