¿Por qué tenemos calmas en Septiembre en Canarias?

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Durante finales de agosto hasta, en algunas ocasiones, bien entrado noviembre, suele acontecer en las islas un período en el que no predomina ningún tipo de tiempo habitual, sea alisio, inestabilidad o advección sahariana, y no es otro que el de las bonanzas o calmas meteorológicas.

Es un período de tiempo que típicamente abarca algunas semanas o varios días alternos del mes de septiembre de cada año, caracterizado por los flojos vientos, de dirección variable durante el día, predominando el régimen de brisas, o incluso se da una total ausencia de vientos. El mar parece «un plato», con apariencia muy lisa, y la temperatura del agua se presenta bastante agradable, la más elevada del año, justo después de los meses más cálidos de nuestra atmósfera (julio y agosto), debido a que el océano tarda más en calentarse que el aire o la superficie terrestre a través de la radiación solar que reciben. Se dan cielos muy limpios, con amplia visibilidad, atardeceres espectaculares y cielos bastante despejados. Idílico.

Es una época en la que prácticamente nos dejamos de acudir a ver la predicción meteorológica y casi olvidarnos del poder que el tiempo atmosférico suele ejercer sobre nuestras vidas durante el resto del año: desde el sempiterno alisio con sus lloviznas siempre amenazantes en el norte de las islas de mayor relieve y su constante soplido de componente noreste que hace de muchas zonas de las islas lugares ventosos e incómodos; del fresco y húmedo viento del norte que traen las borrascas atlánticas en invierno; o el calor abrasador sahariano de verano que provoca que busquemos una forma de refrescarnos, bien en la playa o resguardándonos en casa. A nadie se le escapa que septiembre y octubre son uno de los mejores momentos del año para disfrutar de cualquier actividad al aire libre, en costa, cumbres y también en alta mar, una época del año muy esperada por muchas personas.

Sin embargo, pocas veces las personas nos preguntamos por qué ocurre este periodo de calmas recurrentemente cada año, como si se tratara de una cita inapelable. Y tiene una explicación muy sencilla, y es que el motor que suele alimentar el régimen de alisios (el cual es el tipo de tiempo más común durante el año en Canarias), es decir, el anticiclón de las Azores, pierde fuerza o varía su posición en el Atlántico Norte.

Además, como mencioné antes, en septiembre el océano ya no está tan frío y la superficie terrestre continental en la zona del sáhara ya no presenta un calentamiento tan exagerado como en los meses de junio y julio. Este balance de temperaturas que se alcanza en septiembre entre el mar y el continente es clave, puesto que se rebaja muchísimo el gradiente barométrico (isobaras más separadas en los mapas), o diferencia de presión atmosférica entre el anticiclón de Azores y la baja presión sahariana que en el mes de Junio alcanza su máximo habitual.

 

Mapa sinóptico representando situación de alto gradiente barométrico en Junio (izquierda), y bajo gradiente en Septiembre (derecha).

Esta situación resulta en un bucle con estos 3 factores que se retroalimentan entre sí y van debilitando la estabilidad atmosférica típica del tiempo con alisios. Ya saben, mientras menor frecuencia del alisio, menor «upwelling» o ascenso de aguas profundas y frías, por lo que la «corriente marina fría de Canarias» alcanza su mayor temperatura en aguas someras, esto debilita la intensidad de la inversión térmica (que actúa como tapa de caldero) típica del alisio, y esto a su vez libera espacio en la vertical para que el flujo de norte-noreste no sufra un aceleramiento en el flujo tan grande al sortear las islas, efectos como el «foen» o el «efecto venturi» pierden intensidad o desaparecen, y así el viento sopla con menor frecuencia e intensidad tanto sobre tierra como en mar, y vuelve a comenzar el bucle.

  

 

 

 

 

 

Fenómeno «upwelling» o ascenso de aguas frías profundas para reemplazar la que el viento mueve en superficie. A la derecha una representación gráfica del efecto Venturi, explicando cómo el viento se acelera al tener que sortear el relieve de las islas.

Así se explican estas calmas que, como todo en la meteorología, es un conjunto de mecanismos o factores que actúan a la vez e interaccionan entre ellos, a veces como fuerzas opuestas o, como en esta ocasión, reforzándose entre sí. Pero que espero haya quedado bien explicado y de forma escueta, ya que podría extenderme en más conceptos básicos relacionados con este tema resultando en un texto muchísimo más largo, pero sería lo contrario a lo que pretendo en esta sección «meteo-básico» y en estos tiempos de la era móvil.

En definitiva, todo esto se debe a la variación anual que va experimentando el ángulo del eje de nuestro planeta respecto al sol, las estaciones del año se van sucediendo dependiendo de esta inclinación, haciendo que la radiación solar llegue en mayor o menor medida a los diferentes polos, mientras que la atmósfera siempre se encarga de transportar esta energía desde donde es más abundante hay hacia donde menos, buscando siempre el balance global. Esto termina por generar flujos de aire, en forma de vientos, siendo la forma de manifestarse ese transporte de energía. Por eso en fechas cercanas al equinoccio, es decir, comienzos de otoño y primavera, Canarias queda en una zona donde esos pasillos de viento empiezan a quedar lejos.

Por último, hay que tener en cuenta dos factores más, una es la diferente naturaleza que tienen elementos como el agua y el aire, calentándose a diferente ritmo, y ambos encargados de balancear con sus flujos esa diferencia de energía entre las zonas del planeta y que determina que sea en los meses de septiembre y octubre cuando la superficie del océano circundante a nuestro archipiélago está más caliente, nunca antes. Además, de la gran influencia que tiene que nuestro archipiélago se sitúe justo en el límite entre el océano Atlántico y el continente africano, siempre como «víctimas» influenciadas en medio de la pelea entre las 2 masas de aire que se sitúan sobre ellos intentando ganarse terreno en una batalla diaria, lo es clave en ciertas partes del año, ya que «entran en conflicto» sobre todo a comienzos de verano, para firmar una tregua a comienzos de septiembre, las calmas.

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