No hay más que mirar a nuestro alrededor, en la calle o hablar con gente de nuestro entorno, o en el trabajo, para darnos cuenta de que la gripe nos ha acompañado muy de cerca durante este invierno recientemente finalizado. Y no, no hay engaño posible, no ha sido debido al frío, a temperaturas más bajas para lo que es habitual en Canarias. No, si hay algo por lo que ha destacado este tramo del año es por las escasas precipitaciones y los repetidos episodios de tiempo sahariano. Sin embargo, vamos a «descubrir» o mejor dicho a consultar, si este tipo de inviernos son normales en nuestras islas.
PARA EMPEZAR, ¿CUÁL HA SIDO EL COMPORTAMIENTO METEOROLÓGICO ESTE INVIERNO?
En estos meses de invierno meteorológico, que son estrictamente el mes de febrero, enero y diciembre, prácticamente no hemos tenido episodios de inestabilidad. No exagero, se pueden consultar datos al respecto en la web de la Agencia Estatal y su nueva función para el acceso a datos públicos http://www.aemet.es/es/noticias/2019/03/Nuevas_funcionalidades_open_data.
Si sabemos leer los datos, comprobaremos que en diciembre no tuvimos ningún episodio inestable o perturbación que dejara precipitaciones reseñables, luego una «nortada» en enero, un frente y varios restos de débiles frentes en febrero, y la humedad y precipitaciones que haya podido dejar el alisio, y que nunca se cuantifican de la mejor forma en los pluviómetros. Hay añadir que, en lo que llevamos de marzo, tan solo se han registrado unas modestas lluvias que dejó un débil frente frío en las vertientes norte de las islas de mayor relieve, el día 6 de dicho mes.
Por consiguiente, con estos datos, podemos afirmar que la estación invernal que acaba de terminar, ha sido muy seca en prácticamente todo el territorio canario, predominando un tiempo de alisio de corto recorrido marítimo y advecciones saharianas, con clara estacionalidad del anticiclón en el norte de África.
¿SON HABITUALES ESTE TIPO DE INVIERNOS, CON POCAS PERTURBACIONES, BAJOS ACUMULADOS E IRREGULARIDAD PLUVIOMÉTRICA? Aquí entramos en un debate entre la (mala) memoria meteorológica popular y la ciencia.
Uno de los rasgos más definitorios de las precipitaciones en las islas, es su elevada irregularidad interanual. Se podría decir que tras un año o un período seco hay otro húmedo y viceversa, tal y como arrojan algunos estudios de la precipitación en Canarias: https://repositorio.aemet.es/handle/20.500.11765/9171 . Y se podría decir que la temporada meteorológica anterior, la 2017-2018 fue bastante lluviosa, sobre todo con aquellos 4 episodios de lluvia casi consecutivos desde finales de enero a finales de febrero, con alguna que otra «borrasca de suroeste», una de las perturbaciones más esperadas por los aficionados y agricultores, puesto que deja acumulados importantes de manera generalizada, sobre todo en zonas donde pasa más tiempo sin llover, como son las vertientes sur.
Además, hay que tener en cuenta los datos estadísticos de precipitaciones en las islas que dicen que, de forma generalizada, solo llueve entre el 10 y el 25% de los días del año, dependiendo de diferentes vertientes y de las islas . Es decir, dependemos mucho de un tramo del año para recibir las lluvias promedio. En nuestro archipiélago, ese promedio es tan solo eso, una simple y engañosa media de precipitación anual, que esconde una gran variabilidad en las cantidades interanuales. Por lo tanto, es de lo más normal lo seca que está siendo esta temporada en las islas.
Eso sí, la sabiduría popular ancestral siempre ha tenido una frase muy acertada y repetida durante los días de lluvia durante el invierno, y que refiere a la expresión: «que siga lloviendo, así se limpia la atmósfera». Y cierto es que el invierno que hace pocos días ha terminado, ha sido algo más prolífico en cuanto a virus y gripes, en buena parte por la escasez lluvias.