LAS RIADAS EMPIEZAN A SER RECURRENTES EN LA CAPITAL TINERFEÑA
Foto: Diario de Avisos
El episodio severo que tratamos a continuación generó una nueva inundación de Santa Cruz de Tenerife: La zona entre el Valle de Güímar y Anaga fue en la que se concentró la práctica totalidad de las tormentas. La Acanmet registró 151 mm en el santacrucero barrio de María Jiménez, 147 en La Cuesta, 142 en Los Andenes (San Cristóbal de La Laguna) y 136 en La Gallega (Santa Cruz de Tenerife), donde se alcanzaron intensidades de lluvias torrenciales (durante unos minutos llegó a caer agua a un ritmo que, de seguir, hubiera supuesto 225,8 mm en una hora). La Aemet, contabilizó 140,6 litros (103 en una hora) en el centro de la capital tinerfeña. Este registro desbanca a la anterior efeméride de 100,1 mm correspondiente al 22 de octubre de 1944, para un mes de octubre. Los datos de Agrocabildo fueron extraordinariamente relevantes: 155 mm en La Cruz del Señor, 118 en el Valle de Güímar, 114 en Taganana, 111 en los Majuelos (San Cristóbal de La Laguna) y 104 en Alcalá, en plena costa en Guía de Isora. Destaca el dato de 102,8 mm en una hora en la capital insular. Fuera del área que tratamos destacan los 118 en Chío (Guía de Isora).
Estamos ante una depresión aislada en niveles altos (DANA) al noroeste de las islas, que genera convección profunda con gran aparato eléctrico, en especial en el nordeste de Tenerife, con precipitaciones de carácter torrencial.
Imagen 3:La vaguada apunto de crear el descolgamiento de la dana a últimas horas del día 18 al NW.
El día 18 una vaguada polar se profundiza con anomalías térmicas positivas en niveles altos, y frías en capas medias.
El 19 de octubre de 2014 a las 00:00 horas, estamos en la antesala de la formación de la DANA. Los acontecimientos se desarrollan rápidamente y, posiblemente, ya a las 6 de la mañana, la DANA terminó de aislarse. De la misma forma, la masa fría empieza a influir en superficie y genera la borrasca fría aislada que originó una de las jornadas históricas lluviosas importantes de los últimos tiempos en el área metropolitana de Tenerife, y que quedará para los anales de la historia.
La componente suroeste de los vientos, arrastraba aire cargado de humedad que, al encontrarse con el aire frío de capas medias, se favorecía la rápida condensación del aire, formando abundante nubosidad que presentaba fenómenos convectivos severos. La rapidez de la ciclogénesis y posterior proceso de formación de la depresión, junto a la presencia del chorro subtropical y la convección prefrontal, convierte este cóctel atmosférico en un escenario muy particular. De ahí que el centro nacional de huracanes americano (CNH) empieza a vigilar el sistema como Invest. Es decir, la principal “autoridad” encargada de predecir el comportamiento de depresiones tropicales, tormentas tropicales y huracanes, con sede en Miami y dependiente del Gobierno Federal de EEUU, lo cataloga como posible futuro sistema tropical.
La borrasca en superficie (BFA), sufre un proceso de ciclogénesis hasta situarse debajo de la masa fría, que debió desarrollar una anomalía de temperatura de origen convectivo, y que iría propagándose de abajo a arriba, aumentando los vientos en superficie y generando estructuras nubosas convectivas, que recordaban la formación de un ciclón tropical.
El día 21, en las costas portuguesas, el sistema aislado es absorbido por otra vaguada y acaba el periplo de lo que hubiera sido un hito. Un ciclón extratropical que previamente había dejado, sin esa condición, lluvias torrenciales en las islas.
Imagen 5: La típica configuración en forma de coma del robusto frente de las BFA. Momento de máxima precipitación en la capital tinerfeña, 11:30
Pero las lluvias torrenciales fueron las que conocemos en Canarias como “fronteras”, Es decir, debido al movimiento de la circulación atmosférica de las bajas situadas al oeste o noroeste de las islas, en ocasiones, la entrada de flujos del sureste, en la mitad oriental de las islas, paraliza el avance de los rasgos convectivos de la perturbación hacia el este del archipiélago. Así, las precipitaciones en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura fueron muy escasas. Solo hubo lluvias de consideración al oeste de Gran Canaria. A modo de dato, los frentes tormentosos como el de aquel domingo generaron 10.300 rayos, de los cuales, 2.119 cayeron en tierra.
Nuevamente, debemos acudir a aquello de “menos mal que fue un domingo”. Los daños en la capital tinerfeña fueron nuevamente enormes. En especial el fallecimiento de una mujer de 56 años, que fue arrastrada por la riada sufriendo un infarto.
Diario de Avisos
Lugares recurrentes de acumulación de escorrentías como la avenida de Venezuela, San Andrés o la subida a El Cardonal, volvieron a ser las áreas más afectadas como en el 2002 y en 2010. El cauce del Barranco de San Andrés se volvió a desbordar. Las poblaciones de Suculum, Dos Barrancos (María Jiménez), Las Carboneras y Valle Brosque estuvieron casi 24 horas incomunicadas.
Para entender la recurrencia de la torrencialidad de las lluvias en el área Güimar-Santa Cruz de Tenerife, tenemos que tener en cuenta el elemento local. Anaga supone un obstáculo que deben remontar las nubes, y actúa como “efecto disparo” en la convección o desarrollo vertical de la nubosidad, y provoca, a veces, que con aire húmedo e inestable del suroeste, se acumule gran cantidad de lluvia desde la capital hasta el Valle de Güímar. A ello, debemos añadir la verticalidad de los barrancos, llenos de afluentes que atraviesan la ciudad y que recogen las escorrentías originadas en Anaga. Estas características, la orografía y la torrencialidad, son dos de los factores específicos que marcan nuestra peculiar meteorología.