Muchas veces, hasta para los aficionados más longevos, es un tanto complicado interpretar y saber en qué términos de probabilidad está hablando la AEMET en cada ocasión. Conocemos lo importante que es el concepto de probabilidad en predicciones meteorológicas, ya que estas nunca hablan o han de ser tomadas como certezas de ocurrencia de un fenómeno, sino más bien como un rango de posibilidades de que ocurra ese fenómeno, a veces alta, y a veces no tanto.
De forma que, en términos de probabilidad, se emplean para la predicción de un fenómeno las siguientes definiciones.
Términos de distribución espacial, se califican de acuerdo con el porcentaje del territorio al que va a afectar el fenómeno, empleando:
[/dfd_icon_list_item][dfd_icon_list_item icon=»dfd-icon-star2″]“Generalizadas”: cuando el tanto por ciento del territorio afectado sea mayor del 60%.[/dfd_icon_list_item][dfd_icon_list_item icon=»dfd-icon-star2″]No se utiliza adjetivo cuando el porcentaje está entre el 30 y el 60%.
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Se debe distinguir entre los tipos de nubosidad
Tipos de precipitación
Términos de evolución temporal
Por lo tanto, la predicción de precipitaciones podrá constar de un término que defina la clase de precipitación, otro que defina la intensidad de la misma y de otros dos que especifiquen la distribución espacial y temporal de estas, por ejemplo, “norte de las islas de mayor relieve a mediodía”.
En cuanto a las tormentas, podemos hablar de una o varias descargas bruscas de electricidad atmosférica, que se manifiestan por su brevedad e intensidad (relámpago) y por el ruido/rugido seco/sordo (trueno). La adjetivación de tormentas depende de su intensidad, empleándose los términos:
Además, estas pueden tener añadido otro término, especificando la evolución temporal de las tormentas:
Para hablar de temperaturas, es importante saber que el término “helada” se refiere al fenómeno que se produce cuando la temperatura del aire es igual o inferior a 0ºC, independientemente si va acompañada de precipitación. Además, se establecen diferencias entre temperaturas máximas, las que generalmente se alcanzan a mitad del día, y las temperaturas mínimas, aquellas que por norma general se dan en la hora previa al amanecer. Los cambios en las mismas se expresan en términos de “pocos/ligeros cambios” (variaciones de +-2ºC), “aumento/descenso” (se refiere a variaciones entre 3 y 5ºC), “aumento/descenso notable” (variaciones entre 6 y 10ºC), y “aumento/descenso extraordinario” (variaciones superiores a +-10ºC).
Se debe entender que el viento es el movimiento del aire con relación a la superficie terrestre. Puede tener distintas velocidades, velocidades medias durante 10 minutos:
Las rachas de viento, sólo se citarán explícitamente cuando superen los 70km/h y se adjetivan con “muy fuertes” o “huracanadas”.
Finalmente, el viento variable es aquel cuya dirección oscila, con frecuencia, en más de una de las cuatro direcciones cardinales, sin confundirlo con viento que gira, progresivamente de una dirección predominante a otra durante el periodo considerado (días), por ejemplo, que empiece de norte pero gira a este al final del día, ya que el viento variable puede empezar de norte, luego variar a sur, luego a este y de nuevo a norte. Para variaciones en cortos periodos de tiempo se emplea el término “ocasionalmente” cuando la duración del aumento o disminución de la velocidad del viento vaya a ser de alrededor del 10% del tiempo total de la predicción.
Fuente: Manual de uso de términos meteorológicos de AEMET.