Fenómenos meteorológicos adversos en los años 50

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LOS TEMPORALES DE NUESTROS MAYORES.

 

Aunque el archipiélago no se sitúa en un espacio geográfico de los que podríamos llamar lluvioso, las precipitaciones son muy irregulares y, en condiciones de inestabilidad, es muy común que, en determinados puntos, se supere por espacio de tiempo que va de 24 o 48 horas, la media anual. Es una de las características de nuestra meteorología: la lluvia torrencial

En Canarias, las situaciones sinópticas adversas dependen prácticamente de un solo elemento que nos condiciona la mayor parte del año. Se trata del anticiclón subtropical Bermudas-Azores. En caso de que este se aleje al noroeste o se debilite en su gradiente de presión, los núcleos depresionarios asociados al frente polar rompen el nivel de inversión de subsidencia en niveles medios. Solo falta la conjunción de aire cálido y húmedo en superficie para que la nubosidad alcance gran desarrollo vertical. A ello unimos el forzamiento orográfico, en un territorio muy abrupto, que frena-acelera la distribución de la convectividad y que termina por dar torrencialidad a las lluvias, pero también mucha irregularidad “de un monte a otro”.

Esto, en cuanto al frente polar (vaguadas, danas, borrascas atlánticas, etc.). Si miramos al sur, a lo largo del siglo, nos han alcanzado situaciones tropicales. Si bien conocemos casos de danas tropicales, podemos hablar de episodios severos de origen tropical o subtropical, como ondas del este, perturbaciones asociadas al frente intertropical, depresiones subsaharianas, o niger-sudanesas en la gran mayoría de los casos, severas, como bien nos la definió el padre de la meteorología moderna en nuestro país, el profesor Inocencio Font Tullot.

Año 1954, Gran Canaria

Pero vamos al tema de este artículo. Nuestros padres y abuelos nos recordaban cómo oían correr los barrancos y cómo tiraba el puente del barrio la corriente. Parece que aún escucho como un tío-abuelo me susurra al oído que ya no llueve como en su juventud, de cómo cantaban los gallos al mediodía el día del eclipse de 1959 o cómo espantaba a las langostas con fuego los años de las invasiones de 1954 y 1958. Es cierto, los episodios adversos en la década de los 50 fueron muchos, y muy consecutivos. Prácticamente llovió copiosamente todos los inviernos y otoños. Expresiones de tipo “se trata de la tromba de agua más fuerte en lo que va de siglo” (10-11-1950) o “los más viejos del lugar no recuerdan una cosa semejante” (19-12-1953) son referencias que remiten a lo selectiva que es la memoria, incluso cuando se trata de hechos extraordinarios. Son citas de la prensa de entonces. Pero hoy, en la segunda década del siglo, todavía las leemos en las lecturas de prensa. Es cierto que los registros, con aquellos pluviómetros, eran muy significativos. Pero no olvidemos que, desde que comenzó el siglo XXI, han ocurrido en las islas fenómenos adversos para la historia, incluyendo una tormenta tropical, varias borrascas híbridas que casi alcanzan la categoría de depresión tropical y ciclones que nos ha pasado cerca. Santa Cruz de Tenerife ha sufrido tres penosos episodios de riadas con víctimas, así como otro en el Valle de La Orotava o en el este de Gran Canaria o Tasarte. Hemos disfrutado de varias situaciones de inestabilidad estivales, en pleno agosto, asociadas a depresiones subsaharianas. Nunca antes se había datado 80 mm en una noche en cualquier mes de verano desde que hay registros en Santa Cruz de Tenerife o Agaete (agosto 2015).

 

 

EPISODIO DE NOVIEMBRE DE 1950

 

Un ejemplo típico de depresión fría en altura es la que se formó el 8 de noviembre de 1950. En superficie, se observó una baja presión como reflejo de esta que impulsaba flujos húmedos y cálidos del suroeste. La inestabilidad creada por la dana y el efecto del relieve, hizo que se generara una fuerte actividad convectiva, con precipitaciones torrenciales. La depresión va adquiriendo, con el paso de los días, una posición más meridional y occidental, hasta situarse en el suroeste del archipiélago, definiéndose como una perturbación con características tropicaloides (borrasca híbrida). Es el tipo de tiempo conocido en Canarias por suroeste.

Las lluvias y los vientos fueron generalizados en todo el archipiélago, causando numerosos problemas y, sobre todo, pánico en zonas de sotavento del norte.

Para hacernos una idea de la severidad del episodio, cabría destacar la efeméride de Izaña, donde el día 11 en 24 horas, se registraron 360 mm. El mes de noviembre se registró 756,7 mm en dicha estación.

En solo tres días, 313 mm en Los Rodeos, 273 mm en Gando y 201,3 mm en Maspalomas.

Fue un gran temporal, muy adverso, y que deja varias víctimas mortales, perdiéndose el 80% de la producción de plátanos y tomates. 5000 personas pierden total o parcialmente sus hogares en el norte de Tenerife. Hay importantes pérdidas en carreteras y los daños finales se cifraron en 180 millones de pesetas. Una vez más la ciudad de La Laguna soportó una importante riada. La Gomera queda incomunicada por cable. El norte de Tenerife, según las crónicas, era un poema, con cadáveres de animales en los arcenes de las pocas carreteras que quedaron ilesas.

Barranco de la Carnicería. San Cristobal de La Laguna noviembre 1950

 

EPISODIO DE ENERO DE 1953

 

 

Borrasca atlántica, depresión derivada del frente polar, con componente del suroeste y una depresión fría en altura de 20ºC bajo cero. Una característica reseñable fue la generalización de las precipitaciones.En el Barranco de Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, las aguas pluviales subieron más de seis metros del nivel habitual, arrastrando a su paso uno de los puentes. En el embalse de Las Niñas, a pesar de tener las compuertas abiertas, el agua desbordó la presa. El factor altitud fue especialmente notable en 1953. La estación de Cuevas Blancas, a 1640 msnm, en el centro de Gran Canaria, alcanzó los 2858,9 mm récord anual de toda la historia del archipiélago (Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria). De enero son 1200 mm. Con esto, está claro de qué tipo de temporal estamos hablando.

Santa Lucía de Tirajana enero de 1953

 

Don Bruno Juan Álvarez Abréu nos lo narra de la siguiente manera en su blog: “En enero de 1953 hubo un fuerte temporal de agua y viento en Tenerife. Vientos huracanados azotaron la isla y causaron daños cuantiosos en el este de la Isla, concretamente en Guímar fue en dónde atacó con mayor fuerza el vendaval. Fincas enteras fueron arrasadas en La Orotava por el temporal, ocasionando pérdidas de mil millones de pesetas. En La Perdoma (la Orotava) una anciana perdió la vida y también su nieta pequeña; En la iglesia parroquial hubo desperfectos, en La Concepción y en otros templos y edificios, y muchas casas resultaron dañadas en sus ventanas y en sus puertas, árboles enteros fueron arrancados de cuajo, cayendo sobre las carreteras, sobre todo, en el norte de la isla. En el sur de Tenerife se hundió el motovelero “Breñusca” cerca de la playa de Las Galletas.”

Diario Abc

 

El Valle de La Orotava resultó, una vez más, seriamente dañado. La violencia del viento derribó fincas de plataneras enteras, arrasando los cultivos. Puede decirse, que los importantísimos daños registrados alcanzaron a todos los propietarios de fincas del Valle, cifrándose los mismos en varios cientos de millones de pesetas. Igualmente, hubo víctimas mortales en la zona.

En el verano de este mismo año, el isleño volvió a sufrir las consecuencias meteorológicas. Un episodio cálido termina con toda la cosecha en la isla de Lanzarote

Puerto de La Cruz, enero 1953

 

 

 

EPISODIO TROPICAL DEL 22 DE OCTUBRE DE 1955

FURIOSA ONDA DEL ESTE

Agüimes, octubre 1955. Fuente Fedac

 

No se observa penetración de masa polar. Sí se divisa la generación de sistemas convectivos entre la costa canaria y África, una serie de sistemas ocluidos que, desde la costa occidental de Mauritania y Sáhara Occidental, se desplazan hacia el norte y este, invadiendo las islas. Podría ser lo que Font (1956) y Huetz (1969) denominó «Depresión Sudano-Sahariana» o, más probablemente, una vaguada tropical que los meteorólogos denominan onda del este. Las lluvias afectaron a los ambientes de costa y medianías altas del este y nordeste, con intensidades que llegaron a superar los 200 mm/24h en algunos sectores, sectores que corresponden a los habituales, cuando estas raras perturbaciones tropicales alcanzan el archipiélago. El factor clave parece estar en el norte de África, dominada por las bajas presiones y en el mapa de temperatura en 850hpa, se nos muestra una ondulación de la masa más cálida que hay sobre el Sáhara, avanzando sobre al archipiélago con la disposición típica de las ondas del este y alcanzando las islas en plenitud el día 22, para comenzar a retirarse el día 23. Durante todo ese período las altas presiones atlánticas aparecen muy débiles y desplazadas de su posición habitual.

Y fue en el este y sureste de Gran Canaria, dónde más furia adquirió el temporal. Las crónicas de prensa son muy significativas: “estuvo lloviendo durante unos tres días en toda la fachada oriental de GC, con vientos «del sur y de levante», con derrumbes considerables e inundaciones dramáticas (los niños subidos a las parras para escapar del agua). La lluvia vino acompañada de «un pavoroso cielo repleto de rayos y truenos.” Un dato: el día 22 de octubre el pluviómetro del servicio hidráulico insular midió 420 mm en 24 en la Villa de Sata Lucía de Tirajana, uno de los registros más altos en nuestra meteorología. Cinco meses después, el municipio grancanario volverá a sufrir otro acontecimiento severo, que más adelante comentaremos.

También, para los anales de la historia quedan los 321 mm de precipitación diaria en Izaña el día 22.

A diferencia de otros temporales, en éste se distinguen tres núcleos de máximas lluvias con volúmenes superiores a los 450 mm en las medianías del norte (Valleseco, 476,5 mm), en las del noreste (Cueva Grande, 453,1 mm) y en las del sureste (altos de Tenteniguada, 457,9 mm). Dicho temporal se saldó con cuantiosos daños en el sector agrícola (10 millones de pesetas) en el norte y con numerosos daños en carreteras y viviendas.  (Análisis espacial de los temporales en Gran Canaria en los años 50, Pablo Mayer Suárez, Lidia Romero Martín y Luis Hernández Calvento)

 

Esto nos da una idea de la “furia” de las ondas del este. Así, el 23 de octubre fallece una mujer al intentar cruzar la carretera general del sur, en el kilómetro 34 (donde cruza el Barranco de Balos), al ser arrastrada por una repentina avenida de agua. Su cadáver, apareció en la desembocadura de este barranco en Arinaga. El día 24, se derrumbó una cueva en la Ladera Alta de San Juan en la capital insular, sepultando a un anciano.

 

15, 16 y 17 DE FEBRERO DE 1956

EL ALUVIÓN DE ROSIANA

 

Aquellos días, una severa ola de fría siberiana atenazaba Europa. En España se catalogó 1956, como el año más frío del siglo. Del día 2 de febrero data la temperatura más baja medida en España (-32ºC) que fue registraba durante esa ola de frío en el Lago Estany-Gento (Lérida).

A principio de mes, el temporal marítimo había causado cuantiosos daños en los muelles de Arrecife de Lanzarote y en las embarcaciones. El día 15, se generan lluvias que registran 52 litros por metro cuadrado en Arrecife durante la noche y 26 en Gando (Gran Canaria). Mientras, en la capital grancanaria luce el sol. En Agüimes llovió durante 35 horas, quedando la localidad del sureste de Gran Canaria, incomunicada por los corrimientos. Desde hacía tres días los vecinos del Valle de Tirajana notaban ruidos y deslizamiento del terreno. Las viviendas se iban resquebrajando y el fuerte viento arranca los frágiles tejados. Los vecinos se resistían a abandonar sus casas y sus terrenos, hasta el punto de que las autoridades se vieron obligadas a hacerles desalojar sus viviendas, que amenazaban con desplomarse. En medio de una gran incertidumbre, comenzó la evacuación de las primeras casas damnificadas, una de las cuales era de reciente construcción y en ella se había instalado un comercio de ultramarinos y un garaje, que se derrumbó poco después como si fueran de arena. Seguidamente, fueron desalojadas otras viviendas, hasta treinta y tres casas, habitadas por doscientas personas, aproximadamente.

Las familias damnificadas fueron trasladadas a Santa Lucía y alojadas en casas particulares.   El barrio de Morisco fue el primero en el que  se registraron estos corrimientos, a causa de los cuales han quedado destruidas la casi totalidad de sus casas. El viento, en algunos instantes tuvo caracteres de huracán y, a su paso, destrozó  numerosos árboles. En aquello comarca llovió fuerte y moderadamente durante once días.

El acontecimiento del Barranco de Tirajana fue lo más grave de aquel episodio. El deslizamiento de Rosiana de 1956, como lo conocemos, afectó a toda la ladera situada entre El Morisco y el Barranco de Tirajana, llevándose consigo numerosas construcciones y un tramo de carretera. Un total de 3×106 m3 de materiales se movilizaron durante 10 días, afectando a una superficie de unos 330.000 m2 y provocando el desalojo de 250 vecinos (Características de los movimientos de ladera, Corominas Dulcet. Boletín Geológico y Minero. Vol. 108-6 Año 1997). Fenómeno geológico, pero también meteorológico. Se totalizaron lluvias entre los 281,3 mm en Santa Lucía y 428,1 mm en Taidía, solo el día 16 de enero (Un siglo de temporales en la prensa grancanaria, Mayer Suárez, Pedro, 1999).

Pero aquella profunda depresión en superficie que se había situado al oeste de las islas y provocó un violento temporal del suroeste, afectó a otros puntos del archipiélago.

El fuerte viento, que a veces llegó a adquirir carácter huracanado, causó numerosos estragos en la agricultura. Los puertos de La Palma, La Gomera y El Hierro permanecieron cerrados al tráfico marítimo.

El vendaval, acompañado de lluvia torrencial, causó importantes daños en los platanares de San Andrés y Sauces. El aire tiró al suelo a varias personas que pasaban por las calles resultando heridas. Los postes telefónicos  y telegráficos fueron arrancados de cuajo por el viento en la isla bonita.

San Pedro (Breña Alta, febrero 1956)

 

16 DE ENERO DE 1957

RIADA DEL ESTE DE LA PALMA

El 16 de enero de 1957, ocurrió la mayor catástrofe natural del siglo en Canarias. En cuanto a víctimas, dejó en un segundo plano a los importantes daños causados por los vientos huracanados de 1956 y la erupción de San Juan de 1949, probablemente una de las causas de las fuertes escorrentías. Un robusto frente frío, que recorrió el archipiélago de noroeste a sureste, descargó una fuerte tromba de agua sobre la Cumbre Vieja durante varias horas, origen del tremendo aluvión de agua, barro, piedras y troncos que discurrió en la madrugada de aquel día por los barrancos desbordados de Amargavinos, Aduares y Aguasencio, en el este de la isla de La Palma. Se contabilizan veintiocho víctimas mortales.

 

Los modelos de aquellos días nos muestran un frente frío muy activo cruzando el archipiélago, asociado a un centro de bajas presiones en superficie, en la zona del estrecho de Gibraltar. En capas altas teníamos un embolsamiento frío relativo. Este trágico episodio, ha puesto de manifiesto el poder y la influencia del relieve. Las áreas montañosas actúan como núcleos orográficos que favorecen el efecto de disparo vertical y los procesos termoconvectivos generadadores de lluvias torrenciales. Ese núcleo orográfico fue Cumbre Vieja y las zonas de medianías arrasadas, pobladas y en suelo volcánico reciente el este de La Palma (erupción del Nambroque año 1949)

Las corrientes de agua se encauzaban por los barrancos de Aduares, Amargavinos y Aguasencio, pero llegó un momento en el que sus cauces resultaron insuficientes y, cuando el caudal se desbordó, encontró su camino favorecido por la pendiente. Los pluviómetros marcaron aquel día los datos más elevados en San Andrés y Sauces, 400 mm en dos días, que los de la zona: 243 mm se midieron en 24 horas en Santa Cruz de La Palma.

La Vanguardia

Es la cara nefasta de la meteorología. El hombre canario siempre pendiente de los acontecimientos meteorológicos se encuentra con la desdicha en la puerta de aquellas precarias viviendas. Primero el volcán y 8 años después el diluvio. Quizá la fuerte erosión ocasionado por los piroclastos de la erupción, alguna relación tuvo. ”Isla mártir”, “agua y fuego”, fueron significativos titualres de la prensa nacional aquellos días. El temporal se cebó, especialmente, con el barrio de Los Llanitos, cuyo puente quedó taponado por piedras y troncos, causando la destrucción de esta

localidad. “Era un huracán; los árboles volaban y el barranco se llevaba a la gente”, relataron algunos supervivientes. De los 28 fallecidos, según las cifras oficiales (aunque algunas fuentes elevaron el número a 32), la mayoría residía en el municipio de Breña Alta. Hasta veintidós vecinos fueron arrastrados barranco abajo. Algunos fueron sorprendidos cuando regresaban a sus casas para salvar in extremis sus pertenencias más valiosas. Las víctimas restantes eran naturales de Breña Baja y Mazo. Además, los municipios de Fuencaliente, El Paso y Los Llanos de Aridane también sufrieron el zarpazo del temporal. En la crónica del periódico Diario de Avisos, publicada dos días después de la tragedia y firmada por Domingo Acosta Pérez, se informaba de la muerte de cinco personas y la desaparición de 23.

 

OTROS EPISODIOS:

-1 de marzo de 1951: Bolsa fría en capas altas que generó en algunos puntos del archipiélago los 100 mm diarios.

-20 de septiembre de 1951: Depresión tropical sudano-sahariana  sobre las islas: Se produjeron lluvias de hasta 100 litros por metro cuadrado en los sectores del Sur y Sureste de las islas  y vientos de componente Sureste de más de 75Km/h.

-13 de julio de 1952: episodio cálido. Se registra un valor máximo de 44.2ºC en Telde y 42.6ºC en Sta Cruz de Tenerife.

-05 de febrero de 1954: Mínima absoluta histórica, 7.5 º en la capital grancanaria, en uno de los inviernos más fríos del siglo.

-27 de marzo de 1954: Mínima absoluta histórico en la estación, 6.5 º C.

-15 de septiembre de 1954: Un temporal destruye el Pescante de Agulo, en La Gomera.

-Octubre de 1954: Entre los días 14 y 15 de Octubre de 1954 dio inicio la plaga de langostas más terrible que recuerdan nuestras islas. Observando la información disponible en prensa, y los mapas de situación de Wetter se observa como desde días anteriores y durante la invasión se sucedió la presencia de borrascas saharianas, anticiclones saharianos y anticiclones sobre el Atlas que trajeron calima y vientos del SE a las islas. Con los mismos llegaron las langostas.

-02 de febrero de 1956: El fuerte viento derrumba la iglesia parroquial de Haría (Lanzarote).

-4 de Diciembre de 1957: en los mapas vemos una depresión en superficie que llegó a situarse al suroeste del archipiélago y una depresión fría en altura de 15ºC bajo cero interactuando. Afectó al norte de las islas. Fue un gran temporal de agua y viento. En el valle de la Orotava se perdió la tercera parte de la producción platanera y hay que lamentar también varios fallecimientos. En Las Palmas de Gran Canaria, se contabilizan cinco víctimas mortales al derrumbarse una vivienda en el barrio de San Juan y numerosos daños por la tromba de agua. El 30 % de las plataneras de La Vega de Arucas se perdió.

-19 de febrero de 1958: En 5 horas hora, un violentísimo temporal de viento arrasó el valle de La Orotava, produciendo daños por valor de varios centenares de millones de pesetas. El viento llegó a adquirir,

En una racha aislada, 182 kilómetros a la hora. En  Los Rodeos la

velocidad media fue de 120 kilómetros.  Barrancos desbordados, vías cortadas, desprendimientos de tierras, árboles derribados, núcleos incomunicados, decenas de viviendas afectadas, servicio eléctrico interrumpido, daños considerables en las escasas infraestructuras de entonces, pérdidas en la agricultura y en la ganadería, oleaje espectacular que causó estragos en distintos puntos del litoral, una víctima mortal en La Guancha.

-Octubre de 1958: Las Islas Canarias sufrieron en 1958 una de las mayores plagas de langosta de su historia. Comenzó el viernes 17 de octubre. Amanecía con vientos cálidos procedentes del sureste, cuando los habitantes del Archipiélago se vieron sorprendidos por la llegada masiva de langosta africana (schistocerca gregaria). Cuentan las crónicas de entonces que era tal la cantidad de insectos que llegaban desde la costa africana, que el sol llegó a quedar tapado por completo por una gigantesca nube roja. En Tenerife, los municipios más afectados fueron los de Arico (donde se perdió el 90% de los cultivos), Arona, Fasnia, Güímar, Candelaria y Arafo, además de la Isla Baja. Seis días después, el Gobierno se vio obligado a enviar dos avionetas desde la Península que llegaron a realizar hasta 15 vuelos diarios desde Los Rodeos hasta las zonas más perjudicadas

-22 de octubre de 1959: En las primeras, horas de la tarde se desencadenó un fuerte temporal de viento sobre las islas de La Palma, Hierro y Gomera. La más afectada ha sido está ultima. El viento huracanado arrasó las plantaciones de tomates y plátanos. Las pérdidas son muy importantes en el sur de Gomera, especialmente en .San Sebastián, Tejina y Valle del Gran Rey. Se pone de relieve que, por fortuna, el  ciclón no ha estado acompañado de lluvias, y que su violencia ha sido inferior a la del que se produjo el marzo de este año.

 

 

TABLA DE PRECIPITACIONES EN 24 HORAS AÑOS 50

 

 

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