Resumen meteorológico del año 2017

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Resumen cronológico de un año, meteorológicamente hablando, para olvidar, con algunos fenómenos locales destacados y sinópticamente con el frente polar incapaz de acercarse, salvo contadas ocasiones, especialmente descuelgues de danas y vaguadas, y predominio del tiempo subtropical continental o marítimo.

 

5 de enero. Borrasca del oeste junto a una irrupción de nubosidad media muy compacta desde el sur, desestabilizó levemente nuestro entorno en la víspera de Reyes y los cielos se poblaron de vistosas nubes, haciendo acto de presencia las lluvias que han sido en forma de nieve en las cumbres tinerfeñas y palmeras. Pronto, el día 14 llegó el primer aviso por polvo en suspensión. Enero continúa con el binomio noreste (alisios) y sureste (advección sahariana) encadenados, al vaivén del anticiclón subtropical. Mientras, el frente polar (borrascas) no se acerca, “frenado” por el escudo de las altas presiones. Lo que ocurría en enero va a servir para el resto del año. El día 26 se acerca el primer frente sin más pena que gloria. Las temperaturas se desploman y aparecen las heladas en zonas altas.

El 10 de febrero, una borrasca atlántica empieza a descolgarse, descendiendo de forma muy rápida por las costas portuguesas hasta las cercanías de Madeira. Las islas Canarias entrarán en su radio de acción, y por consiguiente, las precipitaciones fueron generalizadas y muy irregulares. El día 13 las isobaras muy juntas de un vórtice secundario, justo con el núcleo en el norte de las islas, deriva en la situación más ventosa del año. Se registran hasta 70 mm en Llano de Los Loros (Tenerife) y rachas de 110 km/h en el norte de Gran Canaria, Avisos naranjas por viento y costeros.

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El 22 de febrero, una dana al norte de las islas impulsa la calima, de manera atípica procedente del norte, girando en su eje.

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El 8 de marzo se vuelven a activar por avisos por polvo en suspensión. Episodio cálido inusual para la época. Altas temperaturas, calima durante algunos días. La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria amanece el día 9 envuelta en una niebla espesa y baja. Los flujos más frescos del alisio, cuya humedad fue la responsable de las brumas a nivel del mar, se arrinconó en zonas costeras sin poder ascender debido a la presión de la masa cálida.

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El día 18 durante la madrugada, una tormenta, asociada al paso de flujos tropicales en altura, dejó 40 mm en pocas horas en el sur de Gran Canaria.

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Del 18 al 21 de marzo, tendríamos el primer y quizá único episodio de perturbación seria en las islas: El «último cartucho» del invierno. Aunque no lo salvó, sí nos dejó con buen sabor de boca. Las granizadas y la lluvia, en especial en las islas orientales, hacía mucho tiempo que no la veíamos a cotas tan bajas. Las tormentas, muy significativas, ayudaron a ello. Una dana interactuaba esos días con flujos tropicales, llegado a convertirse en superficie, en una borrasca fría asilada (BFA). 1000 rayos que alumbraron nuestros cielos.

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El 18 de abril, le toca a la capital tinerfeña. Espectacular y atípico amanecer. Niebla en Santa Cruz de Tenerife, con el nivel de inversión a pie de costa. Las nieblas de advección formadas por los flujos de humedad, son una inequívoca señal de que ya está entrando aire húmedo y fresco bajo la capa cálida. Se alcanzarán efemérides de temperaturas máximas absolutas, para un mes de abril, en algunas estaciones como el Aeropuerto de Gran Canaria (34,2º) y Tenerife-Norte (32,7º).

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El 29 de abril, se activa por fenómeno observado, el aviso amarillo en Gran Canaria y Lanzarote. Las células tormentosas que se acercaron por el oeste, dieron lugar a una acusada inestabilidad a lo largo de todo el día. El pequeño episodio del suroeste, hace que la isla de La Palma recoja abundantes acumulados de lluvia. Aguaceros locales muy temporales y fuertes en el nordeste de Gran Canaria. Beneficiosos chubascos en las vertientes de medianías del sur de Tenerife. Tromba de agua en el este de Lanzarote con manga incluida

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A principios de mayo, los cielos y el sinóptico del suroeste, nos dejan unos cielos de fábula, con nubosidad media y alta. El 17 de mayo, se registró un valor máximo de 36ºC en la estación que El Cabildo de Tenerife (Agrocabildo) tiene en Araya (Candelaria). La causa fue un fenómeno local que conocemos como compresión adiabática. Los factores orográficos de la zona hacen que la masa que desciende por sus laderas se caliente al producirse una compresión sin escapatoria por sus paredes. Esto crea en la base un vórtice anticiclónico y un ascenso térmico brusco. A esto le ha ayudado la capa seca y cálida en capas medias, que ha «taponado» el valle.

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Hacia el 20 de junio, comenzamos una serie de episodios cálidos, que continuarán a lo largo de los próximos meses. El día 24, los avisos por altas temperaturas son naranjas con 40’4ºC en Tasarte. Las advecciones en capas medias de aire sahariano sólo dejan respiro a las zonas litorales del norte, con nieblas en cotas bajas, y la débil presencia del alisio atrapado en los primeros cientos de metros. El nordeste húmedo se alterna. Mientras en Julio la baja térmica sahariana nos golpea día tras día. 41’4ºC alcanzó el mercurio en el Lomo de Maspalomas, el día 28 de julio y 40’8ºC en Tasarte.

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En un soporífero agosto, salta el debate de las microalgas o cianobacterias.  que su proliferación se debe al cambio climático (aumento de la temperatura de los océanos), y otras a que su aparición una y otra vez en la costa tiene que ver con los vertidos incontrolados al mar. Y al final, no tenemos ni idea del origen de la floración masiva de estos organismos en nuestras costas.

El 21 de agosto, disfrutamos del eclipse de sol, como no, bajo la masa cálida y la calima.

Foto: Rafael Cedrés, Tenerife

El 25 de agosto, los fenómenos convectivos en Las Cañadas, típicos del verano, dejan alguna tormenta en la cumbre tinerfeña. Septiembre, el mes de las calmas, comienza sin calmas y con la vista puesta en el Caribe con el huracán Irma.

El 15 de septiembre, una bolsa de aire frío en altura nos deja inestabilidad en niveles medios y altos, con tormentas, sobre todo, en el entorno de Tenerife.

Roberto Porto, Adeje (Tenerife)

El 20 de septiembre, el viento del noroeste en zonas altas ha hecho saltar las llamas desde la cuenca de Tejeda hacia las cumbres de San Mateo y Pico de las Nieves, incluyendo La Cruz de Tejeda donde quedó gravemente afectado el Parador Nacional. Cerca de las tres de la tarde de este miércoles se ha iniciado el que será recordado como uno de los fuegos más agresivos que ha vivido la isla de Gran Canaria. En apenas dos horas, el fuego que se originó entre los municipios de Tejeda y San Mateo había obligado a evacuar a centenares de personas. Ha avanzado rápidamente durante la tarde, impulsado por vientos que superaban los 25 km/h y temperaturas por encima de los 30ºC. A las seis de la tarde, el Cabildo de Gran Canaria anuncia que el fuego ya ha quemado más de 1.000 hectáreas, habiendo transcurrido tan sólo tres horas desde que se iniciara, por causas que aún se desconocen, el incendio forestal. El fuego, se ha desatado en la misma cumbre de la isla quemando, en un inicio, monte bajo para luego pasar a grandes pinares que ocupan la parte más alta de Gran Canaria, el corazón de la isla, de gran valor ecológico, etnográfico y paisajístico, incluido en la reserva de la biosfera.

El mismo día del fuego en Gran Canaria, una enorme lenticular se mantiene estática durante todo el día en el este de Tenerife entre Santa Cruz de Tenerife y Güímar, siendo el tema de conversación de la jornada.

Óscar Gorostiaga, Santa Cruz de Tenerife

El 25 de septiembre, fuertes rachas de viento durante la madrugada, asociadas al fenómeno conocido como «ondas de gravedad» y originado por un profundo sistema convectivo que se situó al sureste de las islas. Las rachas han alcanzado los 91 km/h en Puerto de Mogán, 80 km/h en Maspalomas y 77 km/h en La Matanza de Acentejo.

El 7 de octubre, una baja relativa en capas medias y altas, puede ser la causa de la bella estampa de un tren de tubas marinas en el norte de Tenerife, que se origina esa tarde.

David Musso, norte de Tenerife

Desde el día 13, en medio de un episodio cálido, observamos al errático huracán Ophelia. Nunca antes, un huracán de categoría 3 ha transitado tan cerca de las Islas Canarias desde que hay registros. Mientras, seguimos con un bloqueo omega; una masa cálida que nos abraza entre dos depresiones, la hace inmovible.

El 6 de noviembre, una situación en altura va a romper la monotonía. Todo empezó el día 3, con la dana que enganchó la isla a una tormenta (qué isla) «explosiva», según palabras de la Aemet. Esa jornada se recogen casi 300 mm en la zona de Garafía. Los días siguientes ha seguido lloviendo de formal local y  fuerte. La inestabilidad residual, unido a la confluencia de vientos húmedos del nordeste en superficie y flujos del nordeste-este en capas medias, crean líneas de convergencia que el relieve ayuda a estancarse en la zona. Al final, en cuatro días se registran casi 600 mm. Son datos históricos, mientras en el resto de las islas no llueve. Incluso en muchos puntos de La Palma no se han registrado precipitaciones estos días. También destacar, una espectacular tormenta en el cielo de Santa Cruz de Tenerife el día 8.

El 17 de noviembre, con condiciones favorables, se genera en Las Cañadas convecciones locales. Con granizo en la zona de El Portillo y se escuchan truenos en diversas partes de Tenerife

El 24 de noviembre, el tiempo del suroeste nos siembra el cielo de lenticulares, rotores y ondas de montaña. La borrasca al noroeste, que nos debería enviar frentes, fue muy descafeinada. La dorsal africana pudo con ella.

El 11 de diciembre, un frente de la tormenta Ana, nos alcanza con precipitaciones regulares en todas las islas. A ello, se unen días posteriores de descarga fría y una irrupción marítima polar, que sumó en una semana más de 130 mm en puntos de la cumbre de Gran Canaria. A partir de esa fecha, el rey va a ser el tiempo del este, frío y seco, que nos deja bajas temperaturas con heladas en cumbres y escarcha en medianías. Las arenas frías del Sáhara, ya enfriadas por una advección polar y los fenómenos locales de perdida de radiación por cielos despejados, han sido los responsables de los últimos fríos días del año.

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