Todos recordamos aquella jornada del 1 de febrero del 2010. Muchas veces, las borrascas atlánticas del frente polar, al alcanzar nuestras latitudes, adquieren unas características que las hacen muy peculiares. El dicho “en Canarias llueve poco pero cuando lo hace es de forma torrencial” se cumplió aquellos días.
¿A que es debida la torrencialidad de algunas bajas extratropicales en nuestras islas?
Las borrascas ondulatorias son las únicas que llevan frentes nubosos asociados, y las conocemos como borrascas extratropicales o borrascas atlánticas. Se deben a la ondulación del frente polar. Estas borrascas se generan próximas al círculo polar ártico, se desplazan en dirección sureste y, en su desplazamiento hacia el sur, encuentran superficies marinas más cálidas. Los movimientos de aire en su interior son más virulentos y más ricos en vapor de agua. Aquel día, la baja empieza a absorber humedad tropical, adquiere convección profunda, núcleo cálido y vórtice mesoescalar. Estamos ante lo que los meteorólogos llaman una “Tropical likes ciclones”. Una borrasca atlántica con características peculiares adquiridas que, incluso el Centro Nacional de Huracanes de Florida, empezó a vigilarla.
El día 29 de enero, la Aemet activa los avisos naranjas por precipitaciones. La borrasca se movía hacia Canarias cogiendo una gran fuerza convectiva. Las tormentas estaban muy organizadas.
El día 1 de febrero, se organiza un “SCM” (sistema convectivo mesoescalar) que alcanza la isla de Tenerife, generando una riada en la capital tinerfeña, que recordó a la fatídica jornada del 31 de marzo de 2002.
En la víspera de La Candelaria, se registraron 217 litros en la capital tinerfeña y hasta 270 litros por metro cuadrado, en 24 horas, en Anaga. Doce carreteras cortadas, más de 1200 rayos en diez horas, interrupción del servicio del tranvía, inundaciones en aparcamientos subterráneos y multitud de viviendas, 25000 personas sin luz y 11 vuelos cancelados. Santa Cruz sufrió una auténtica riada y se convierte en una ciudad anegada y colapsada por las lluvias, con calles convertidas en barrancos. Establecimientos inundados y coches a merced de la riada, cortando carreteras y creando el caos. Sin duda, la capital tinerfeña se llevó la peor parte de un temporal, que hizo estragos en casi todas las islas. El día 2 de febrero, dicho temporal se traslada a Gran Canaria, dejando abundantes precipitaciones (250 mm en Vega de San Mateo en 24 horas) y una espectacular tormenta nocturna en toda la isla. Las cifras iniciales de daños superaron los 14 millones de euros.
Sin recuperarse del severo episodio del 2 de febrero, el día 17 se activan los avisos naranja en el archipiélago. Una profunda borrasca afectó el archipiélago, causando complicaciones debido al viento y la lluvia. 900.000 habitantes de la isla de Tenerife quedan sin suministro eléctrico. Con respecto a los datos de viento, destaca un valor de racha máxima en Izaña, de 168 Km/h junto al de Candelaria (Tenerife) 138 Km/h, Arico (Tenerife) 127 Km/h , Aeropuerto La Palma 128 Km/h, Maspalomas 121 Km/h , Agaete 131 Km/h, Aeropuerto Fuerteventura 108 Km/h. En cuento a las lluvias: Valsequillo (GC) 141 l/m, Tunte 141 l/m, Tejeda 109 l/m, San Andrés (El Hierro) 121 l/m, San Mateo 105 l/m, todos en 24 horas.
Del 24 al 28 de febrero, una intensa y profunda borrasca extratropical evolucionó en mitad del Atlántico, al oeste de Canarias. En las islas se declara el aviso rojo en las cumbres de las islas y naranja en el resto. Posteriormente causaría estragos en el norte de España y Francia. Roza Canarias, en sus flancos, muy cerca, causando daños. Las rachas de viento huracanado, llegaron a sobrepasar en algunos puntos de La Palma y Tenerife los 150 km/h junto a los cortes en el servicio eléctrico, fueron los incidente más importantes. En Francia, donde desembocó con furia el día 28, causó unas 50 víctimas mortales y 12 en la península. Con el arañazo del Ciclón Extratropical “Xynthia”, despedimos un febrero para la historia de nuestra meteorología.