Se pueden observar a simple vista, no hace falta ningún tipo de instrumental ni es necesario poseer conocimientos en fenómenos atmosféricos. Son las nubes, y entenderlas más allá de la mera observación, requiere un poco de esfuerzo y compresión lectora.
Pueden tener un patrón común o formas parecidas, pero las nubes son, siempre, diferentes. A principios del siglo XIX se estableció una clasificación, digamos fiable, propuesta por Luke Howard, que sentó las bases del Atlas Internacional de nubes. Este británico, farmacéutico de profesión, pronunció a finales de 1802, una conferencia en la sociedad científica de Londres, en la defendió que las nubes eran una manifestación cambiante en la atmósfera, pudiendo quedarse en el cielo, desaparecer o evolucionar a otros tipos de nubes.
La evolución de las nubes depende de los niveles de condensación del vapor de agua dentro de ellas. Si existe un equilibrio entre condensación y evaporación la nube “seguirá con vida”, si, por el contrario, la evaporación es mayor que la condensación, la nube tenderá a desaparecer. El aire, bajo condiciones concretas de temperatura y presión, puede alcanzar un nivel máximo de concentración de vapor de agua, es decir, ambos factores determinan el volumen o cantidad máxima de vapor de agua. La saturación o condensación de ese vapor a gotitas de agua, depende del equilibrio entre la temperatura y la humedad, lo que se conoce como el punto de rocío. Por ejemplo, a mayor nivel de humedad o vapor de agua en el aire, menor será la temperatura necesaria para que ese vapor se condense en gotitas; mientras que, a temperaturas más altas, mayor cantidad de humedad se requiere para que se formen esas gotitas.
Pero vayamos por partes y empecemos por atender a la definición de nube. Según la OMM (Organización Meteorológica Mundial), una nube es un hidrometeoro, que consiste en una masa visible compuesta de cristales de hielo y/o gotas de agua microscópicas, suspendidas en la atmósfera.
CLASIFICACIÓN DE LOS TIPOS DE NUBES POR EL NIVEL ALTITUDINAL O ATMOSFÉRICO QUE OCUPAN
La troposfera es la capa de la atmósfera que se encuentra en contacto con la superficie terrestre, y posee la particularidad de que su temperatura decrece con la altura a razón de 0,65ºC por cada 100 metros. Al ser la capa más inestable de la atmósfera, es en ella donde tienen lugar la mayoría de los fenómenos meteorológicos que conocemos. En su seno, se encuentra el 90% del vapor de agua y los núcleos de condensación necesarios para el desarrollo de la nubosidad. Dicho lo cual, podemos diferenciar los siguientes tipos de nubes:
Nubes bajas: las más próximas al suelo y pueden alcanzar una altura aproximada de 2-3 kilómetros (2000-3000 metros de altura).
Nubes medias: las que ocupan un nivel intermedio, entre 3-7 kilómetros (3000-7000 metros de altura).
Nubes altas: situadas en el nivel superior de la troposfera, llegando a alcanzar una altura de 14 kilómetros (14000 metros de altura).
BREVE CLASIFICACIÓN DE LOS GÉNEROS DE NUBES
Nubes altas: Cirros, Cirrostratos, Cirrocúmulos
Cirros (Ci): de apariencia fibrosa y aspecto blanquecino y compuestas enteramente por cristales de hielo (en lugar de gotitas de agua), suelen enmarañar los cielos no impidiendo la radiación solar. No dejan precipitaciones, salvo virgas (hidrometeoro que cae de una nube pero que se evapora antes de alcanzar el suelo). Se encuentran a una altura que oscila entre los 6000 y 7000 metros de altura.
Cirroestratos (Cs): se diferencian de los cirros porque ocupan mayor espacio en el cielo, pudiendo cubrirlo por completo, tienen un aspecto lechoso y blanquecino y se caracterizan por formar un halo, un efecto óptico consistente en la aparición de una aureola muy vistosa alrededor del sol y de la luna.
Cirrocúmulos (Cc): de aspecto granulado, suelen tener una disposición en grupos o en filas, originando amplias masas nubosas planas. Se generan a partir de cirros o cirrostratos. No dejan precipitaciones. Estos tres tipos de nubosidad alta, también pueden presentarse en nuestros cielos de forma conjunta.
Nubes medias: Altocúmulos y altoestratos
Altocúmulos (Ac): se encuentran a una altura aproximada que varía entre los 2000 y 6000 metros de altitud. Son nubes muy vistosas, conformando un manto nuboso regular. Separadas unas de otras, poseen una gran extensión horizontal, pero de escaso desarrollo vertical. Suelen ser grises, alternando con el color blanco. Están constituidas por gotitas de agua, aunque, a muy bajas temperaturas, pueden tener en su seno cristalitos de hielo. Los altocúmulos no producen precipitaciones, pero sí nos indican, atendiendo al refranero meteorológico, que cerca existe inestabilidad (y esta puede terminar llegando o no) en forma de nubes de mayor desarrollo vertical: “Cielo enladrillado, suelo mojado”.
Altoestratos (As): aunque pueden alcanzar los 7000 metros de altura, suelen localizarse entre los 3000 y 4000 metros de altitud. Son un tipo de nubes algo más complejas, al tener cierto desarrollo vertical, aunque como su nombre indica (estrato), así como el de otros géneros (cirrostratos, estratocúmulos), forma un estrato o capa horizontal. Compuesta por varias partes, destacamos una zona baja formada por gotitas de agua, una intermedia que estará compuesta por gotas de agua y cristales de hielo y copos de nieve. Finalmente, en la parte más alta los altoestratos se encuentran los cristales de hielo. Suelen dejar precipitaciones que, aunque no se caracterizan por ser intensas, suelen ser continuas y persistentes.
Nubes bajas: estratos, estratocúmulos y cúmulos
Estratos (St): nubes bajas, situadas entre la superficie (niebla) y los 1500 metros de altura. Poseen un color generalmente gris y una base relativamente uniforme. No son una nube típica de precipitación, sin embargo, pueden producir lloviznas. Suelen presentarse ocupando gran parte del cielo de forma uniforme, aunque en ocasiones se presentan en modo de jirones deshilachados. Cuando el Sol es visible a través de la capa, su contorno se distingue claramente. Este género de nubes cuenta con dos especies (nebulosus y fractus) y tres variedades (opacus, translucidus y undulatus).
Estratocúmulos (Sc): suelen presentarse como un manto de nubes, tipo “mar de nubes”, de gran extensión horizontal y poco desarrollo vertical. Poseen un aspecto gris o gris blanquecino, con límites bien definidos. Están constituidas por gotas de agua debido al elevado grado de humedad en los niveles bajos de la atmósfera. Generalmente, su base se encuentra entre los 600 y 1500 metros de altitud. No suelen generar precipitaciones, si acaso, lloviznas.
Cúmulos (Cu): nubes que se caracterizan por una apariencia de contornos bien definidos, desarrollándose de forma vertical. Suelen llamar la atención por su intenso color blanco arriba y su base algo más oscura. Cuando hay poca humedad ambiental y poco movimiento de aire ascendente vertical, estos cúmulos formarán parte del paisaje del buen tiempo. En cambio, si existe humedad y fuertes corrientes ascendentes, los cúmulos pueden adquirir un gran tamaño, llegando a originar tormentas y aguaceros intensos.
Nubes de desarrollo vertical. Son nubes que ocupan varios estratos o varias alturas
Nimboestratos (Ns): nube de gran desarrollo horizontal y moderado desarrollo vertical, de color gris oscuro, carecen de relieves y contornos, poseen un aspecto velado y pueden ocupar todo el cielo. Son nubes “llovedoras”, las más gruesas de las nubes estratificadas, y su espesor puede llegar a 4 kilómetros. Están constituidas por gotitas y gotas de lluvia y, según la época del año y su desarrollo vertical, también pueden tener cristalitos de hielo y copos de nieve. Sí producen precipitaciones, que suelen ser continuas en forma de agua o de nieve y de cuantía moderada.
Cumulonimbos (Cb): nubes grandes y densas de gran desarrollo vertical que nos recuerdan la imagen de una torre de gran dimensión. Su extremo superior es fibroso, liso y achatado en forma de yunque. Producen casi siempre tormenta, con precipitaciones en forma de lluvia o granizo.
CLASIFICACIÓN DE LOS TIPOS DE NUBES POR SU ORIGEN
Nubes orográficas: deben su existencia a la orografía o a los accidentes del terreno. Se forman cuando el aire circula de manera perpendicular a una montaña, la condensación y formación de la nube es favorecida por ese ascenso obligado por el relieve, el aire, al ascender cambia su punto de rocío porque se enfría, cosa que favorece su condensación como explicamos antes. Para que lo entendamos, pongamos el ejemplo El efecto Foenh o las nubes lenticulares. En este último caso no la nube no se condensa sobre la montaña o el obstáculo, sino un poco más lejos, en la dirección a la que sople ese flujo, debido a que este se ondula, generando ascensos y descensos del flujo (turbulencias) a sotavento del obstáculo. Es en esos descensos o valles de las turbulencias donde la nube encuentra las mejores condiciones para condensarse.
Nubes frontales: Pueden ser de dos tipos, las pertenecientes a un frente frío, cuando el aire frío empuja a una masa de aire caliente. Al ser el aire frío más denso que el aire cálido, obliga a este último a elevarse bruscamente, originando nubes de desarrollo vertical. En cambio, las nubes originadas por un frente cálido se originan cuando una masa de aire caliente y otra fría se desplazan en la misma dirección. La cálida se mueve más rápidamente al ser menos densa, deslizándose por encima de la misma la masa de aire frío y, en consecuencia, ascendiendo y condensándose y produciendo la aparición de nubosidad de tipo estratiforme.
Nubes convectivas: la convección es el transporte de calor a través del aire en un movimiento vertical. A mayor inestabilidad mayor movimiento vertical o convectivo. La masa de aire, al ascender, se irá enfriando hasta que alcance el nivel de condensación suficiente que favorezca el crecimiento de la nube que llamaremos convectiva o de desarrollo vertical.